A 71 años del renunciamiento de Evita

31.08.2022

Por Juan Manuel Vega

El 31 de agosto de 1951, a través de un mensaje radial, la primera dama María Eva Duarte de Perón renunciaba oficialmente a participar en la fórmula presidencial como compañera de fórmula del presidente Juan Domingo Perón.

Varias agrupaciones políticas y sindicales, incluidas la Confederación General del Trabajo (CGT) y el Partido Peronista Femenino, promovieron fuertemente la llegada de Evita como vicepresidenta, dando por descontada la reelección del general Perón para el período 1952-1958.

Cabe destacar que en dicha elección presidencial entró en vigencia por primera vez la ley de sufragio femenino, con un gran impulso y trabajo de Evita, garantizando finalmente la igualdad entre hombres y mujeres en el ejercicio de derechos políticos.

El histórico Cabildo Abierto del Justicialismo del 22 de agosto de 1951 en Buenos Aires fue el escenario esperado para que Evita aceptara el ofrecimiento popular. Miles de personas se congregaron en el Ministerio de Obras Públicas aguardando la palabra oficial de la primera dama. Sin embargo, Evita pidió algunos días y no dio una respuesta oficial hasta el 31, cuando finalmente rechazó la idea.

Mientras que algunos actores del peronismo propiciaban una fórmula que incluya a Evita (principalmente el sindicalismo), los sectores militares que tenían un estrecho vínculo con el presidente rechazaban la propuesta. Perón coincidió con las Fuerzas Armadas en que la fórmula Perón-Perón no era la mejor opción para el segundo mandato.

El renunciamiento de Evita no debe interpretarse en un sentido partidario, meramente identificado con el Partido Justicialista ni con el movimiento peronista sino como un evento trascendente en la historia de la participación política en la Argentina. Evita murió menos de un año después del renunciamiento, y ni el peronismo ni la vida política argentina fueron iguales.

Por eso es un hecho que excede al Partido Justicialista y al peronismo en sí. El renunciamiento de Evita expone principalmente la actitud de una militante política. Una militante que "renuncia a los honores, pero no a la lucha". Y, afortunadamente, en la Argentina existen cientos de militantes en todos los partidos políticos, movimientos sociales, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, organizaciones estudiantiles que, cualquiera sea su orientación política, dedican su energía y esfuerzos en pos de un interés general. Que luchan sin darle importancia a los honores. Es allí donde radica el espíritu del renunciamiento. 

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