Desarrollo y reconocimiento: un abordaje de las desigualdades de género y de sexualidad en el mercado laboral argentino

11.01.2023

Por Lara Velasco Palo y Micaela Arcuci Lostri

En la Argentina contemporánea se pueden identificar dos tipos de expresiones de contestación política. En primer lugar, se encuentran las demandas de redistribución, que pueden englobarse en una agenda de desarrollo y que apuntan a la mejora en la remuneración y las condiciones laborales de los trabajadores. Por otro lado, están las demandas de reconocimiento de sectores que, por su género u orientación sexual, han sido históricamente marginados de la sociedad y privados de derechos fundamentales, como son las mujeres y el colectivo LGTTBI. En este marco, surge el debate de si es posible articular estas dos expresiones en una única agenda política progresista. Sostenemos que sí es posible, ya que una agenda de estas características no sólo debe contemplar reformas orientadas a una mayor redistribución, sino que también deben tener en cuenta al género como un factor de desigualdad. Para fundamentarlo, haremos hincapié en las transformaciones del capitalismo contemporáneo en el mercado laboral, bajo una perspectiva interseccional, es decir, que tenga en consideración las desigualdades de género. Además, para complementar nuestra argumentación, nos apoyaremos en escritos de Nancy Fraser, Pierre Rosanvallon y Luciano Andrenacci y Daniela Soldano.

Según Pierre Rosanvallon, a partir de 1990 entró en crisis el Estado de providencia, esa "sociedad aseguradora" que atendía una serie de demandas bajo un principio organizador de la solidaridad y una concepción tradicional de los derechos sociales. Con el cuestionamiento a este orden, surge una "nueva cuestión social" que conduce a repensar los derechos, ya que se caracteriza fundamentalmente por una mayor cantidad de personas excluidas del sistema que el Estado debe ahora atender.

Esta radicalización de la modernidad conlleva ciertas transformaciones en el mercado laboral, que refuerzan las desigualdades y la marginalidad: En primer lugar, Rosanvallon observa un proceso de "externalización", en el que las empresas se desligan cada vez más de la solidaridad (y, por ende, del fenómeno de la desocupación) para hacerse responsables sólo de la eficacia. La solidaridad, entonces, queda en manos del Estado de providencia y lo económico se separa cada vez más de lo social. En segundo lugar, hay una "diferenciación" por medio de la cual las empresas remuneran al trabajador según su productividad real. Como consecuencia, los trabajadores menos calificados o eficientes se ven excluidos del mercado laboral.

Si bien estas consecuencias son negativas para el conjunto de las personas asalariadas y no asalariadas, consideramos que, a la hora de analizar las condiciones actuales del mercado laboral, el género es una variable de análisis que no puede ser eludida: son las mujeres y el colectivo LGTTBI los que tienen más probabilidades de encontrarse y permanecer en situación de desocupación. Además, cuando estos grupos logran acceder a un empleo, son más propensos a encontrar trabajos de peor calidad y menor carga horaria. Para analizar este ángulo en mayor profundidad, encontramos enriquecedores los aportes de Nancy Fraser.

Las demandas vinculadas al movimiento feminista y LGTTBI reconocen la existencia de diversas formas de violencia y desigualdad entre varones y mujeres, como tambien relacionadas con sus respectivas orientaciones sexuales. Entre las formas de violencia y desigualdad podemos reconocer tipos físicos, psicológicos, emocionales, sexuales y económicos. Dentro de esta última forma se encuentran las condiciones de trabajo y de remuneración.

Para comprender mejor la desigualdad en términos de reconocimiento y redistribución que sufren las mujeres y los miembros del colectivo LGTTBI debemos acudir a la concepción esbozada por Nancy Fraser acerca de estas categorías. Según la autora, la desigualdad en tanto reconocimiento se refiere a no reconocer el status propio del interlocutor en la interacción social y verse impedido de participar en igualdad de condiciones en la vida social. Esto está relacionado con patrones de interpretación institucionalizados que influyen en la categorización de si alguien merece estima o no.

Los reclamos relacionados al reconocimiento tienen implicancias materiales tanto como los relacionados con la redistribución. Ambas demandas se entrelazan y relacionan a partir de que influyen negativamente en la participación igualitaria en la vida social por parte de mujeres y disidencias cobrando forma material en las instituciones, en la acción social y en los aparatos ideológicos del Estado. Comprendemos la cuestión del trabajo como un caso paradigmático de cómo se puede manifestar la articulación de las demandas de género o sexualidad con las de clase o desarrollo.

Nancy Fraser argumenta que podemos explicar la desigualdad de género y sexualidad a partir del efecto del heterosexismo sobre las relaciones de reconocimiento, y no tanto a partir de la estructura del capitalismo. A pesar de ello, la autora reconoce la cuota de incidencia que representan los factores económicos en estas desigualdades, por lo que creemos imprescindibles abordarlos en esta ponencia.

En orden de reponer nuestro argumento principal, el cual consiste en que es posible articular el conjunto de demandas de desarrollo con los caracterizados por género y disidencias, identificamos las repercusiones del actual modelo de desarrollo contemporáneo en la vida de las mujeres y miembros del colectivo LGTTBI. En esta misma línea, consideramos que es posible explicar las violencias y desigualdades de género a partir de causas económicas. Como muestra de ello, podemos distinguir una división sexual del trabajo técnica y jerárquica. Muchas veces, las mujeres se ven obligadas a realizar tareas de trabajo no remuneradas como el cuidado de niños o adultos mayores y labores domésticas. En Argentina las mujeres realizan más del 75% de las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas. Tareas tales como la limpieza, la cocina o el cuidado les quitan tiempo para dedicarse al trabajo remunerado o al desarrollo personal, dando lugar a "Brechas de Género en el Uso del Tiempo". Muchas veces viéndose obligadas a permanecer en empleos informales, más precarios, temporarios, con menos posibilidades de crecimiento y con menor paga.

Existen tres categorías que buscan explicar y dar cuenta del fenómeno relacionado con las condiciones laborales de las mujeres, particularmente la brecha salarial entre hombre y mujeres, los cuales son "techo de cristal", "pisos pegajosos" y "escaleras rotas". Teniendo en cuenta la redistribución desigual de las tareas de cuidado, el concepto de "pisos pegajosos" busca explicar cómo las cargas familiares "pegan" o "adhieren" a las mujeres al ámbito doméstico perjudicando su desarrollo personal y laboral. Por otro lado, la figura del "techo de cristal'' reconoce un conjunto de normas no escritas dentro de las instituciones que limita y dificulta el acceso de las mujeres a puestos de alto rango. Finalmente, la idea de "escaleras rotas" se refiere a las interrupciones en la trayectoria profesional de las mujeres al carecer de redes de protección que les permitan desarrollarse íntegra e ininterrumpidamente. Esta última categoría también contempla cómo las mujeres, particularmente de ingresos medios a bajos, son más susceptibles a las fluctuaciones del mercado laboral y muchas veces terminan en el mercado informal. En todas estas categorías vemos determinadas situaciones que nos permiten ejemplificar la encarnación de la violencia económica de género y la pérdida de autonomía por parte de las mujeres.

En el caso de las personas LGTTBI también podemos distinguir dificultades a la hora de conseguir un empleo bien pago, que no sea precario y con posibilidades de crecimiento. Sin embargo, rápidamente podemos identificar que, al interior del colectivo, quienes sufren de una mayor discriminacion al intentar ingresar al mercado laboral son las personas travestis y trans, las cuales son mayormente empujadas a la marginalidad social. No solo existe la dificultad de encontrar un empleo formal, sino también inciden las características del entorno laboral y un posible hostigamiento por parte de colegas y jefes. A partir de estas dificultades, las personas travestis y trans continúan en su mayoría inmersas en la pobreza, con dificultades para ascender socialmente y sufriendo constantemente una vulneración de sus derechos. En muchos casos, el trabajo sexual y la prostitucion representa la unica alternativa: en America Latina aproximadamente el 80% de las personas travestis y trans ejercen el trabajo sexual. El hecho de que queden relegadas al ámbito informal de la prostitucion también implica una mayor exposición a enfermedades, sin contar con acceso a un sistema sanitario de protección. Asimismo, se ven expuestas a una mayor vulnerabilidad y violencia sexual, emocional y psicologica. Estos últimos factores se pueden ver reflejados en la expectativa de vida de las personas travestis y trans. En el caso de Argentina, es de 37 años. De igual modo, la marginación social que sufren en el modelo de desarrollo contemporáneo dificulta la recolección de datos precisos para la implementación de políticas públicas.

Reponiendo el argumento de Fraser, podemos aseverar que es necesario transformar el sistema de status vigente y reestructurar las relaciones de reconocimiento. Sin embargo, continuando con nuestro argumento, podemos inferir que también es necesario repensar el modelo de desarrollo vigente. Asimismo, teniendo en cuenta el aporte de Fraser y las ejemplificaciones que desarrollamos previamente, podemos afirmar que la opresión relacionada con el género y la sexualidad no es de menor importancia o materialidad que la opresión de clase.

No deben subordinarse las luchas contra el heterosexismo a las luchas que buscan cambiar el modelo de desarrollo contemporáneo. Debe llevarse a cabo, en cambio, una articulación equitativa, en el que ambas luchas tengan una mirada interseccional a la hora de esbozar sus demandas.

Hace ya varios años podemos apreciar como las consignas proclamadas por los movimientos feministas y LGTTBI incorporaron demandas relacionadas con el desarrollo y una redistribución regresiva del ingreso. Algunas declaraciones que se pueden identificar son "Fuera FMI", "Eso que llaman amor es trabajo no remunerado" o "Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras". Aquí podemos reconocer la incorporación de la agenda del desarrollo en la agenda feminista/ queer. En este punto podemos observar que actualmente la disputa alrededor de un modelo de desarrollo es relevante al interior de algunos movimientos feministas.

Un concepto fundamental para abordar esta cuestión es la justicia social, ideal rector de una agenda política progresista. Consideramos que, para concretarla, se necesita de una articulación de la agenda feminista/queer con la agenda de desarrollo.

Teniendo en cuenta la teoría de Nancy Fraser, la justicia social es de carácter bidimensional, es decir, que para ser suficiente debe contemplar el reconocimiento y la redistribución. Partiendo de la premisa de que la mayoría de los sujetos sufren opresiones bivalentes, con un componente económico y otros de status que se interrelacionan. En definitiva, estos colectivos sufren desigualdades multicausales, por lo que no se puede prescindir de transformaciones redistributivas ni de reconocimiento. Asimismo, retomamos el núcleo normativo de la justicia social que propone Fraser: la paridad participativa. Con esto, la autora se refiere a todos los acuerdos sociales necesarios para que los miembros de una comunidad interactúen en pie de igualdad. La paridad participativa necesita de dos condiciones, una objetiva y otra subjetiva. La primera hace referencia a la distribución de recursos que posibilita la independencia y pluralidad de voces. La segunda condición refiere al respeto a los involucrados por parte de los patrones de valor cultural. Por lo tanto, para revertir las desigualdades de género y sexualidad en pos de construir una sociedad más justa, hay que llevar a cabo transformaciones en las instituciones y en la participación en la distribución de bienes y recursos.

Analizando la historia argentina reciente, observamos que este ideal de justicia social se materializó en determinadas políticas nacional-populares impulsadas y garantizadas por el Estado. Estas tuvieron en consideración tanto las demandas de redistribución como de reconocimiento de las mujeres y del colectivo LGBTTI. Entre ellas se encuentran las políticas de empleo que, según Andrenacci y Soldano, si bien pertenecen al conjunto de políticas macroeconómicas, también son políticas sociales ya que apuntan a la integración de determinados grupos e individuos a la sociedad.

Dentro de estas políticas se encuentra la Ley nacional de Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgéneros "Diana Sacayán-Lohana Berkins". Sancionada en el 2021, establece un cupo laboral en un mínimo de un 1% para las personas travestis, transexuales y transgénero en el Sector Público Nacional, que cumplan las condiciones de idoneidad. Con una mirada integral, federal y transversal, la ley busca que este colectivo pueda acceder a un empleo formal, dada las condiciones de marginalidad a las que se enfrentan. El impacto que ha tenido ha sido muy positivo: según el último monitoreo trimestral que cerró el 30 de septiembre de 2022, a cargo del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, 480 personas trans se encuentran trabajando en el Sector Público Nacional.

Otra política pública a destacar, impulsada por el Gobierno Nacional, es el Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado de ANSES, o más conocido como la "Jubilación para amas de casa". Esta iniciativa reconoce las tareas de cuidado y crianza como un empleo formal y permite a miles de mujeres acceder a una jubilación digna. Está orientada a paliar la desigualdad de género en el mercado laboral, como consecuencia, entre otros factores ya mencionados, de la distribución asimétrica de las tareas del hogar. En este caso las cifras también muestran un resultado alentador: a junio del 2022, más de 160 mil madres argentinas se encuentran percibiendo esta jubilación.

Estos avances demuestran que, a la hora de alcanzar el empoderamiento e independencia económica de estos sectores históricamente marginados, el rol del Estado es fundamental. De esta forma, se vuelve urgente la elaboración de políticas públicas que permitan el acceso a empleos mejor remunerados y con condiciones dignas de contratación.

Los argumentos desarrollados en esta ponencia, como así también los datos expuestos, demuestran que actualmente una agenda política progresista necesita de la articulación de las demandas vinculadas al reconocimiento de las mujeres y el colectivo LGTTBI con las relacionadas al desarrollo. Esto vuelve imprescindible la incorporación de una perspectiva de género a la hora de planificar políticas públicas tendientes a la redistribución de los recursos. La justicia social nunca se verá materializada si no se llevan a cabo transformaciones en la estructura del capitalismo contemporáneo que, por su naturaleza heterosexista, pone en una situación de desventaja y vulnerabilidad a las mujeres y personas LGTTBI. Este escenario se agrava en los contextos de crisis económicas, como la que actualmente la Argentina se encuentra atravesando. En vistas a este horizonte, si bien se han concretado avances de gran magnitud, queda un largo camino por recorrer a la hora de pensar soluciones que reviertan la situación de desigualdad económica en la que se encuentran las mujeres y personas queer.

Referencias:

  • Andrenacci, Luciano y Daniela Soldano (2005). Aproximación a las teorías de la política social a partir del caso argentino. Buenos Aires, UNGS.
  • D'Alessandro, Mercedes, O'Donnell, Victoria, Prieto, Sol, Tundis, Florencia, Zanino, Carolina (2020). Los cuidados, un sector económico estratégico - (Dirección Nacional de Economía Igualdad y Género, dependiente de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía.)
  • Fraser, Nancy. (2015). "Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo, una respuesta a Judith Butler". En Nancy Fraser (Comp.), Fortunas del feminismo, del capitalismo gestionado por el estado a la crisis neoliberal. Madrid: Traficantes de sueños. 207-218.
  • Fraser, Nancy (2006). "La justicia social en la era de la política de la identidad" En Fraser Nancy y Axel Honneth. Redistribución o reconocimiento. Madrid, Morata.
  • Informe Estadísticas de la Seguridad Social (II Trimestre de 2022). Formato PDF. ANSES.
  • Monitoreo del Estado de Cumplimiento. Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Gobierno de la Nación Argentina.
  • Vidal-Ortiz, S. (2014). Corporalidades trans: algunas representaciones de placer y violencia en América Latina. Interdisciplina, 2(3).
  • Rosanvallon, Pierre (1995). La nueva cuestión social. Buenos Aires, Manantial.


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