Francia: crisis y futuro del Partido Socialista

30.05.2022

Por Juan Manuel Vega

Imagen 1. François Hollande, último presidente socialista, junto a la alcaldesa de París Anne Hidalgo, candidata del Partido Socialista a presidenta en 2022. Foto de Stephane Lemouton para Bestimage.
Imagen 1. François Hollande, último presidente socialista, junto a la alcaldesa de París Anne Hidalgo, candidata del Partido Socialista a presidenta en 2022. Foto de Stephane Lemouton para Bestimage.

En 2017 el Partido Socialista francés alcanzó uno de sus peores resultados en la historia. Este año, los números fueron aún peores. ¿Qué escenarios se plantea el partido para el futuro?

Benoît Hamon, candidato socialista a la presidencia francesa en 2017, obtuvo en las elecciones de ese año 2.291.288 votos, un magro 6,36% del total. Un resultado muy pobre si se tiene en cuenta la importancia y la influencia que el Partido Socialista tiene en la política francesa; pero también si se considera que el socialismo era el partido gobernante al momento de la elección. Un 6,36% es un resultado negativo para un oficialismo, en Francia y en cualquier parte del mundo.

Sin embargo, faltaba un resultado aún más desfavorable para el partido. Cuatro años más tarde, en las elecciones de abril de este año, Anne Hidalgo -alcaldesa de París y candidata a la presidencia- cosechó 616.478 votos, lo que representa un 1,75% del total, ubicándose en el décimo lugar; resultado que ni siquiera fue suficiente para obtener un reintegro de los gastos de campaña, dado que la legislación francesa exige un umbral del 5% de los votos para dicho reembolso.

¿Cómo un partido tradicional de la vida política francesa -que gobernó entre 1981 y 1995 con François Mitterrand y entre 2012 y 2017 con François Hollande- pasó de tener un rol principal a ser casi testimonial?

El primer antecedente que representa un interrogante en la situación del partido se da en 2002, cuando el candidato socialista Lionel Jospin no logró -por primera vez en la historia- ingresar a la segunda vuelta electoral (en esa ocasión, contra el presidente conservador Jacques Chirac). Su lugar lo ocupó el polémico Jean Marie Le Pen, líder del derechista Frente Nacional.

Pero la baja popularidad y los sucesivos escándalos de corrupción de Nicolas Sarkozy (sucesor de Chirac) dieron nuevamente al Partido Socialista la posibilidad de canalizar el descontento masivo. En 2012, el socialista François Hollande venció al presidente Sarkozy en segunda vuelta y logró la vuelta del partido al Palacio del Elíseo.

Hollande tampoco gozó de amplia popularidad, de hecho fue aún más impopular que Sarkozy. El desempleo creciente y los numerosos atentados terroristas que conmovieron a Francia y al mundo -como el de Charlie Hebdo- fueron determinantes para su baja popularidad. En este escenario, Hollande decidió no buscar su reelección en 2017.

Su entonces ministro de Economía, Emmanuel Macron (quien había renunciado al cargo un tiempo antes), formó un partido de centro al que denominó En Marcha. Este partido logró apelar al sentimiento socialdemócrata, progresista y europeísta de muchos socialistas moderados. Captó gran parte del voto del Partido Socialista, lo que le permitió a Macron ganar la primera vuelta electoral y finalmente imponerse en la segunda. Con una base que conquista por igual a socialistas y conservadores moderados, progresistas y liberales en materia política y económica, y a europeístas de izquierda o derecha, Macron logró posicionarse como un actor fundamental en la política francesa y europea que trasciende las categorías tradicionales. Esta plataforma amplia permitió a Macron ser reelecto en abril de 2022 (siendo el primer presidente en ser reelecto desde Jacques Chirac en 2002), a pesar de sufrir diversos escenarios de resistencia social, como fue el movimiento de los Chalecos Amarillos.

Además, los socialistas del ala más izquierdista también abandonaron numerosamente el partido, en gran medida decepcionados con la gestión de Hollande. Esto explica el meteórico crecimiento del partido La Francia Insumisa y su candidato Jean-Luc Mélenchon; candidato que pasó de un 11% en las elecciones de 2012 a casi un 20% en las de 2017 y alrededor de un 22% en 2022. A diferencia de Macron, Melenchon representa a los votantes históricamente más radicales de la izquierda francesa en general, y del Partido Socialista en particular. La plataforma de La Francia Insumisa hace hincapié en cuestiones sociales y redistributivas, cuestiones que en tiempos anteriores y lejanos han sido la bandera del Partido Socialista.

Nuevos escenarios para el futuro del Partido Socialista

Las derrotas de 2017 y 2022 generaron un punto de inflexión en la dirigencia socialista. Solo pareciera existir un único escenario posible para pensar en un futuro renacimiento del partido. Pero para las bases del socialismo, no es una cuestión fácil de resolver.

Una coalición amplia, junto a otros partidos de izquierda, ha sido la respuesta que la dirigencia del Partido Socialista ha diseñado para poder revertir esta situación. Esta sería liderada por La Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, e integrada por el socialismo y por el Partido Verde (EELV). El debut electoral de esta nueva concertación, denominada "Nueva Unión Popular Ecologista y Social", será en las próximas elecciones legislativas del mes de junio de este año, donde deberán medir fuerzas ante La República en Marcha, del presidente Macron, y ante la fuerza derechista de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional, que obtuvo el segundo lugar en las presidenciales de abril.

Sin embargo, el debate sobre la conformación de la coalición no fue uniforme al interior del partido. La figura disruptiva de Mélenchon sigue siendo radical y divisiva entre no pocos socialistas. Muchos socialistas no están dispuestos a tomar una agenda euroescéptica como la que plantea el líder de la Francia Insumisa. Finalmente, la coalición fue aprobada por 167 votos a favor, 101 en contra y 24 abstenciones. 

Imagen 2. Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa y de la nueva coalición amplia de izquierda, de la que es parte el Partido Socialista. Foto de Thomas Coex para Agence France-Presse.
Imagen 2. Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa y de la nueva coalición amplia de izquierda, de la que es parte el Partido Socialista. Foto de Thomas Coex para Agence France-Presse.

Uno de los que criticó fuertemente el acuerdo fue el ex presidente François Hollande, uno de los principales exponentes del establishment del Partido Socialista, quién sostuvo que la coalición cuestiona los "principios mismos que constituyen los fundamentos del compromiso socialista", y que "conduciría a la desaparición del Partido Socialista". Ante esta situación, el oficialismo ha iniciado una campaña para seducir a los socialistas moderados desencantados con esta unión, instándolos a unirse a La República en Marcha. En ese sentido, el diputado oficialista y ministro de Transformación y Función Pública Stanislas Guerini sostuvo:

Cuando veo al Partido Socialista abandonando sus creencias (proeuropeas) por unas pocas circunscripciones, les digo a los socialdemócratas: ¡únanse a nosotros!

Cabe destacar que muchos dirigentes socialistas moderados se unieron al partido de Emmanuel Macron incluso antes de su victoria presidencial en 2017. Uno de ellos es el ex primer ministro Manuel Valls (2014-2016), quien abandonó el Partido Socialista en 2017 para sumarse al partido de Macron, y de hecho será candidato en las próximas elecciones legislativas con dicha fuerza.

Las elecciones legislativas de junio de este año consagrarán al próximo/a primer ministro o primera ministra de la República Francesa; pero parece difícil que la nueva coalición izquierdista logre ese cargo para Mélenchon. Desde 2002, cuando el calendario electoral fijó las elecciones legislativas para semanas después de los comicios presidenciales, nunca un presidente en ejercicio ha fracasado en obtener una mayoría parlamentaria para nombrar a su jefe de gobierno. Sin embargo, las formaciones de derecha irán divididas en tres fuerzas: la centroderecha tradicional (Los Republicanos), la Agrupación Nacional (de Marine Le Pen) y Reconquista (de Éric Zemmour). Lo cual abre una posibilidad real para la izquierda de aumentar su número de bancas y circunscripciones.

Resta esperar hasta las elecciones legislativas para saber si la coalición dará sus frutos para el tan postergado resurgimiento del Partido Socialista; o si será un paso más hacia el precipicio de un partido tan tradicional como importante de la historia de Francia.

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