Gobernanza humanitaria y refugiados en el conflicto Rusia-Ucrania

13.07.2022

Por Marcos Barata Cambria

La invasión rusa en Ucrania de febrero de este año provocó una de las mayores crisis de refugiados en Europa y el movimiento de personas más grande desde la Segunda Guerra Mundial. La respuesta y gestión de esta crisis por parte de la comunidad internacional se puede analizar en el marco de la gobernanza humanitaria, concepto estudiado por Michael Barnett.


Humanitarismo y gobernanza humanitaria

Definimos al humanitarismo como cualquier esfuerzo para aliviar el dolor de forma desinteresada. Sin embargo, dentro del sistema internacional, esta acción no es desinteresada; dentro del orden mundial entran en juego los intereses políticos y se genera una politización de la ayuda humanitaria.

El humanitarismo se rige por cuatro principios ideales, que son:

Teniendo en cuenta la concepción de Barnett (2013), entendemos a la gobernanza humanitaria como el intento altamente organizado e internacionalizado de salvar vidas, mejorar el bienestar y reducir el sufrimiento de las poblaciones más vulnerables del mundo. La preocupación principal de la gobernanza humanitaria es cómo las personas y los Estados pueden crear instituciones duraderas que promuevan la colaboración, coordinación y cooperación para generar mejores resultados. Barnett la entiende como una red interconectada: las organizaciones se enlazan para lograr resultados particulares y bien definidos. A esto se le suma el advenimiento de las nuevas tecnologías de información, que produjo que se crearan nuevos tipos de actores y redes en el ámbito.

En cuanto a los actores de la gobernanza humanitaria, se evidencia una diversificación de los mismos. No son sólo los Estados los que tienen injerencia en ella, sino también organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, filántropos, diásporas y organizaciones regionales. Sin embargo, la responsabilidad recae, y debe recaer, en los gobiernos de los Estados en conflicto.


Invasión rusa en Ucrania

La disputa actual entre las dos naciones tiene sus inicios en 2014. Durante este año, Ucrania estaba atravesando una crisis política sin precedentes. Esta había comenzando en 2005 con la "Revolución Naranja", que logró prevenir que Viktor Yanukovych asumiera como presidente, al ser un candidato pro-ruso. Este igualmente ganó las elecciones en 2010, lo que produjo una nueva oleada de protestas en 2013 y la subsecuente Revolución Maidan en 2014, que resultó en la caída del gobierno de Yanukovych.

Aprovechando el estado de caos en Kiev, el presidente ruso Vladimir Putin ordenó a sus tropas invadir la península ucraniana de Crimea e impulsar levantamientos en las provincias de Donetsk y Lugansk, pertenecientes a la región del Donbass. Bajo la justificación de proteger la vasta población rusa que habitaba la zona, decidió anexar Crimea a Rusia. A partir de este momento, esas provincias se convirtieron en zona de guerra: la tensión fue creciendo y ninguno parecía ceder.

En el año 2015 se llevaron a cabo los Acuerdos de Minsk, donde llegaron a una supuesta paz, estableciendo una línea de contacto de 427 kilómetros, que ambos han violado.

Con la asunción del nuevo presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en 2019, Ucrania continuó orientándose a Occidente, tratando de alejarse de las visiones pro-rusas. Este acercamiento hacia Estados Unidos y la posibilidad de que Ucrania se sume a la Organización del Tratado del Atlántico Norte no sentó bien a Putin. El mandatario ruso comenzó a establecer tropas en las fronteras ucranianas a fines del año 2021 y a pedir a la OTAN que asegure que no permitiría que Ucrania ingresa al órgano supranacional. Sin obtener respuesta, o por lo menos la deseada, el líder de Moscú anunció, el 21 de febrero de 2022, que reconocía la independencia de Donetsk y Luhansk (Panayotatos, Atanda y Schwartz, 2022).

Tras el anuncio de reconocimiento de independencia de las zonas pro-rusas de Ucrania, el 24 de febrero de 2022 Vladimir Putin decidió dar inicio a una invasión a gran escala, llevando tropas a todas las zonas de Ucrania. Esta invasión fue la mayor movilización de fuerzas en Europa desde 1945.


Situación de los refugiados ucranianos y respuesta internacional

Según un informe de OCHA publicado en febrero de 2022, previo a la invasión rusa ya había cerca de 2.9 millones de ucranianos en necesidad de asistencia humanitaria. Con la escalada del conflicto, para marzo del mismo año, 6.48 millones de personas se estaban desplazando dentro de Ucrania y 3.8 millones de ucranianos solicitaron refugio fuera del país. Se estima que hubo más de 8.4 millones de cruces de frontera desde el 24 de febrero de 2022. Según los últimos números de la ONU, para junio de 2022 se han registrado más de 5.2 millones de refugiados ucranianos en Europa (Panayotatos, Atanda y Schwartz, 2022).

En marzo de 2022 la UE emitió, a modo de respuesta, guías operacionales para ayudar a los trabajadores en la frontera a manejar las solicitudes de refugio. Esto incentivó a los Estados a relajar los controles en la frontera, adoptar políticas más flexibles de entrada y salida para ciudadanos no europeos, y admitir el paso por cruces no oficiales. La Unión Europea también contrató nuevos empleados de Frontex, EU Border y Coast Guard Agency, para las fronteras con Ucrania y Moldavia.

En torno a la respuesta específica y la gobernanza humanitaria, analizar la situación de Polonia, siendo el principal país de arribo para quienes escapan de Ucrania, provee una buena imagen generalizada de la cuestión (Panayotatos, Atanda y Schwartz, 2022).

La respuesta inicial polaca hizo foco en asegurar las necesidades básicas para aquellos que huían de Ucrania, como seguridad, techo y comida. El trabajo fue en conjunto con las ONGs, oficiales locales e individuos voluntarios que se movilizaron rápidamente para recolectar y distribuir los ítems necesarios: comida, ropa, mantas y productos de higiene. Este es un excelente ejemplo del trabajo en forma de red interconectada propio de la gobernanza humanitaria.

El manejo de la situación ha estado focalizado en un modelo descentralizado y comunitario, dependiendo de las familias receptoras, hoteles y refugios de ONGs, como alternativa a los campos de refugiados. Esto se presenta como una buena opción, ya que el historial de los campos de refugiados no es positivo, fomentando el hacinamiento y, en consecuencia, deteriorando el aspecto humanitario de la asistencia.

La respuesta en Polonia ha sido extraordinaria y esencial, pero es necesario que sea coordinada y profesionalizada, con el apoyo de la sociedad civil polaca y de la comunidad internacional. De hecho, Polonia tiene un robusto sistema de sociedad civil, con muchas ONGs experimentadas en acción humanitaria y trabajo con migrantes y refugiados. Algunos stakeholders aseguran que la respuesta ha sido "desordenada" y que sería así por un tiempo, debido a la rapidez y la escala de movimiento de personas que se presenta como un desafío sin precedentes (Panayotatos, Atanda y Schwartz, 2022).

Según expertos, la clave está en la organización local. Si bien la coordinación por parte de Naciones Unidas es necesaria para un problema de tal escala, las agencias son conscientes del potencial distorsivo que pueden crear.


Conclusión

La situación de los y las refugiadas, en general niños y mujeres, es desesperante. Sin embargo, se ha realizado una asistencia coordinada por parte de Estados, ONGs, OIGs y civiles, buscando respetar los cuatro principios del humanitarismo; se demostraron los esfuerzos combinados entre los diversos actores del sistema internacional para aliviar la situación. Sin embargo, esta acción humanitaria requiere de mayor organización y coordinación local. Sin la acción organizada, la respuesta corre el riesgo de afectar a las personas que reciben la asistencia y de poner en peligro los principios que rigen el humanitarismo.

La gobernanza humanitaria no es perfecta, está llena de fallas y falencias. Su aplicación en la crisis de refugiados de Ucrania no es excepción a esta regla. Sin embargo, es esencial para proveer una ayuda inicial y rápida a las víctimas de la crisis. A su vez, es menester estudiarla, analizarla y promoverla para colaborar a su mejoramiento. Un mayor estudio del humanitarismo y la gobernanza humanitaria colabora a la mayor profesionalización, lo que equivale a una mejor y más organizada asistencia humanitaria.


Referencias

  • Barnett, M. (2011). Empire of Humanity. A History of Humanitarianism. Cornell University Press.

  • Barnett, M. (2013). Humanitarian Governance. Annual Review of Political Science.

  • Bilefsky, Pérez-Peña y Nagourney. The Roots of the Ukraine War: How the crisis developed. New York Times. https://www.nytimes.com/article/russia-ukraine-nato-europe.html

  • Panayotatos, Atanda y Schwartz (2022). Crisis in Ukraine: Humanitarian and Human Rights Imperatives. Refugees International.

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