Grande pero débil: las contradicciones que perjudican a la Provincia de Buenos Aires

02.06.2022

Por Julián Sivori

La Provincia de Buenos Aires es y ha sido siempre central en el armado de la política social de la Argentina. Hoy en día es la que más población tiene (cerca del 40%), como así también una de las que más recursos genera. Sin embargo, es bien conocida la "maldición" de sus gobernadores, ya que ninguno logró ganar unas elecciones presidenciales, y no es que no lo hayan intentado, pero siempre que lo han hecho salieron derrotados. Esto puede ser explicado por múltiples factores estructurales que hacen que la Provincia de Buenos Aires sea una contradicción en sí misma, para entender la razón por la cual la gran provincia difícilmente pueda poner un presidente.

El sistema institucional que tiene la Argentina perjudica notablemente el poder y desempeño del gobernador de la Provincia de Buenos Aires. El sistema federal de gobierno argentino tiene una lógica bicameral; en ella el Senado representa a las provincias independientemente de la población que tengan, otorgándo 3 senadores a cada una. Muy distinto es lo que sucede en la Cámara de Diputados, en donde las provincias más pobladas son quienes tienen más representantes, en la cual los diputados formalmente representan a la Nación como conjunto. Sin embargo, en la realidad, como consecuencia del sistema electoral y de la conformación de la boleta en lista bloqueada y cerrada, los diputados de las provincias del interior responden a sus gobernadores, debido a que son ellos quienes controlan las listas partidarias para acceder a los cargos (Gervasoni y Nazareno; 2007; 26), lo cual prueba el gran poder de influencia que los gobernadores tienen sobre sus diputados. Algo muy distinto sucede en la Provincia de Buenos Aires, en la cual los legisladores no responden al gobernador, sino que lo hacen directamente al presidente o al líder del partido nacional, dependiendo el caso, por lo que en este punto el gobernador bonaerense no tiene algo que sus pares del interior sí tienen. Sumado a esto, la Provincia de Bs As está subrepresentada en la Cámara de Diputados, ya que tiene 40% de la población total del país, lo que le debería asignar 100 diputados, aunque tiene nada más que 70, por lo cual tiene menos peso como distrito en la cámara del que debería tener. Es conveniente aclarar que Bs As no es la única provincia que sufre esto, sino que también otras como Córdoba (tiene 18 y debería tener 24), Tucumán (tiene 9 y debería tener 12) padecen este fenómeno, así como algunas otra están sobrerrepresentadas, como CABA (tiene 25 y debería tener 21). Lo concreto es que ninguna otra provincia sufre esto como Buenos Aires, debido a que es la única que tiene un déficit de legisladores tan grande en número, que en la actualidad asciende a 30.

Saliendo de la cuestión institucional, y metiéndonos en el terreno fiscal, la Provincia de Buenos Aires es la que más entrega en concepto de la Coparticipación Federal de Impuestos, ya que aporta aproximadamente el 33% de todos lo que se recauda y recibe tan solo el 21% de los recursos que se reparten. Esta lógica redistributiva viene correlacionada con el sistema federal que garantiza nuestra Constitución, que no hace ni más ni menos que hacer que las provincias más ricas sostengan a las más pobres. Esta Ley de Coparticipación tiene el añadido de ser prácticamente inmodificable, debido a que tiene que ser aprobada por mayoría especial y que además tiene que ser aprobada por todas las legislaturas provinciales, algo que sería totalmente ilógico, ya que muchas provincias viven de estos recursos y no tienen ningún incentivo para modificar esta estructura. Por lo tanto, aquí el gobernador bonaerense es nuevamente perjudicado, ya que está condenado a administrar pobreza, por el simple hecho que tiene que gobernar el distrito con la mayor densidad de población cuando le quitan recursos para hacerlo.

Más allá de esta lógica, esto puede y suele ser subsanado por transferencias discrecionales que el ejecutivo nacional hace a las provincias, lo cual es más sencillo que meterse en el engorroso proceso de modificar la coparticipación. En este caso hay una lógica que rige el método de distribución de estos recursos desde la Casa Rosada, y es bastante simple, debido a que por densidad poblacional y para comprar apoyo legislativo, los presidentes suelen inyectar fondos federales en provincias chicas en años no electorales (ya que allí cada peso invertido rinde más), y en años electorales lo hacen en provincias con mayor población (González; 2016;42). Otro punto en contra para el gobernador bonaerense.

En esta materia, Néstor Kirchner acuñó un novedoso mecanismo para saltear a los gobernadores, el cual consiste en transferir directamente fondos a los municipios, algo que se ha hecho predominantemente en la Provincia de Buenos Aires. Entre 2003 y 2011 se han multiplicado por 80 este tipo de transferencias, de las cuales el 80% fue a municipios de la provincia bonaerense (Lodola; 2012 ;2222). Esta jugada deja al gobernador bonaerense en un lugar incómodo, ya que los intendentes pueden recurrir directamente al presidente para obtener recursos.

Esto último opera dentro de una lógica política, en la cual el presidente administra políticamente a los gobernadores bonaerenses, ya a diferencia de sus pares del interior, no son los líderes indiscutidos de sus partidos en sus distritos y no tienen control sobre las listas y los legisladores. En tiempos de los Kirchner, Sola (2003-2007) y Scioli (2007-2015) sirven como ejemplo de esta última afirmación (Gervasoni; 2011 ; 125). El trasfondo político de esta cuestión es que los presidentes son quienes ponen a los gobernadores bonaerenses, y luego son quienes les atan las manos para que no se conviertan en rivales políticos inmediatos, lo cual inevitablemente les trae consecuencias cuando intentan ser presidentes.

El hecho de que los gobernadores sean segundones de los presidentes tiene numerosas consecuencias en el desarrollo político, ya que las gestiones no logran independizarse una de la otra, cosa que llevó a clasificaciones como la de Andrés Malamud, quien sostuvo que la política bonaerense se hace desde la Casa Rosada o desde la punta del Obelisco.

Habiendo hecho toda esta descripción de fenómenos estructurales que perjudican al gobernador bonaerense, ahora es pertinente analizar porque estas causas hacen que difícilmente se rompa la "maldición" de que ningún gobernador haya llegado a la Casa Rosada. La realidad indica que la cabeza de la Provincia de Buenos Aires cuenta con numerosas deficiencias para ejercer su poder, debido a que tiene que controlar a la mayor masa poblacional del país con escasos recursos fiscales, con un presidente que le controla el partido y los legisladores, lo saltea en su relación con los intendentes, y con una Cámara de Diputados que tiene menos representantes de los que debería tener el distrito.

Todas estas cuestiones hacen que la gobernación de Buenos Aires sea muy difícil de gobernar, porque su ejecutivo tiene que gestionar con muchas mas trabas y mas quita de recursos en comparacion con el resto de los gobernadores del Interior.

A la hora de hablar de soluciones a estas cuestiones, ya han aparecido algunas propuestas en diferentes direcciones, como la de Martin Redreado de dividir al país en 5 provincias (algo constitucionalmente inaplicable) o como la de Esteban Bullrich y Andrés Malamud de fraccionar a la provincia y hacer distritos autónomos, con cierta lógica teniendo el antecedente de que ya se dividió en 1880 cuando se creó la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lo cierto es que algo debe modificarse, porque es peligroso que el distrito más grande sea tan débil en términos políticos.

A modo de conclusión, en este artículo quedan expuestas ciertas contradicciones que hacen al funcionamiento del distrito más grande y más poblado de nuestro país, haciendo énfasis en las dificultades que tienen los gobernadores de Buenos Aires y la provincia en sí en términos institucionales, que la hacen estar subrepresentada; en cuestiones fiscales, debido que es la que más entrega y menos recibe en términos de coparticipación; y en materia política, ya que los presidentes los bloquean y hasta los saltean tratando directamente con los intendentes. Estas cuestiones estructurales hacen que la Provincia de Buenos Aires sea ingobernable y que la gobernación sea una tumba para los que tienen aspiraciones presidenciales, lo cual demuestra que la "maldición" tan famosa difícilmente sea rota en los años venideros.


Referencias

- https://www.lanacion.com.ar/economia/que-provincias-dependen-mas-del-gobierno-nacional-y-cuales-aportan-mas-a-la-economia-del-pais-nid27022022/ 

- https://cnnespanol.cnn.com/radio/2021/06/25/andres-malamud-la-argentina-esta-cayendo-sin-pausa/ 

- Saguir, J. Unión o secesión?: los procesos constituyentes en Estados Unidos, 1776-1787, y Argentina, 1810-1862. Prometeo Libros Editorial.

- González, L. "Ciclo electoral, popularidad presidencial y distribución de fondos federales en Argentina". Revista SAAP (ISSN 1666-7883) Vol. 10, Nº 1, mayo 2016, 35-64.

- Lodola, G. (2012). "Gobierno nacional, gobernadores e intendentes en el período kirchnerista". En Malamud, A. y M. De Luca (eds.) La política en tiempos de los Kirchner (pp. 217-228). Eudeba.

- Gervasoni, C. "La Relación entre Gobernadores y Legisladores Nacionales: Repensando la 'Conexión Subnacional' del Federalismo Político Argentino" (con Marcelo Nazareno). Política y Gobierno, Vol. 24, No. 1. 2017.

- Gervasoni, C. (2011) "La Política Provincial es Política Nacional: Cambios y Continuidades Subnacionales del Menemismo al Kirchnerismo". En Malamud, A. y M. De Luca. "La Política en Tiempos de los Kirchner". EUDEBA.

- https://www.lanacion.com.ar/politica/la-justicia-reclamo-aumentar-la-cantidad-de-diputados-nid2150488/ 


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